Mateo tiene 8 años, vive en el barrio Las Margaritas. Lo conocimos hace unos meses, mientras recorríamos la ciudad. Mateo es no vidente y no podía seguir el ritmo escolar por la falta de una herramienta indispensable para su aprendizaje.
Ayer nos reencontramos con él y con buenas noticias. Nos llevó un tiempo, pero las gestiones que hizo nuestro equipo permitieron conseguir su nueva máquina para leer y escribir en braille.
Para eso hacemos política. Porque donde hay una necesidad hay un derecho; el derecho a tener las mismas oportunidades que cualquier otro niño.
Hacer política tiene sinsabores, a veces frustraciones pero también estos momentos de emoción. Gracias, Mateo y familia, por esa emoción que compartimos.
